EL JUEGO DE LAS SILLAS

Ya comenzó ese divertidillo pasatiempo de politiquillos para la ocupación de los cargos de gobierno, esos codiciosos huesos y con ellos, los perrillos falderos que esperan ver premiadas sus lambisconerías con las sobras a la hora de los “acomodos”, algunos ya empiezan a redactar sus Licencias para ausentarse del puesto para el que “trabajaron” tanto en “sacrificio” por los ciudadanos (claro dejando un encargadito que les aparte el lugar) y están listos al  “llamado” a mayores responsabilidades, nuevamente para “salvar” al pueblo, al menos, en sus ególatras fantasías; Otros cual espectáculo circense hacen cálculos para cambiar de trapecio, los que vean incumplidas sus ilusiones se consolarán como payasos y en el mejor de los casos, seguirán de domadores de bestias o se dedicarán a encantar víboras.  

 Desgraciadamente el pueblo ya hastiado de tanta porquería, se ve abrumado por que no ve ninguna salida; no hay partido bueno, por muchas reformas que les hagan a esas fábricas de ratas, ni tampoco candidatos honrados por muy caritas que estén; damos por hecho que va a ser mas de lo mismo. En cuanto a convicciones: la “izquierda” que  gobierna el estado ha resultado tan “preocupada” de la clase trabajadora como el propio partido de los príncipes azules dueños del país (Como muestra su apurada afición a privatizar servicios y su impetuosa intensión de crear plazas, que no empleos, para familiares y amigos); el partido “tricolor” que gobierna la capital del estado se ha apurado mas por llevar infraestructura a los “pobres” vecinos de “Tres Marías” y “Altozano” y a los Humildes propietarios de la “escuela de palitos” del Tecnológico de Morelia, que a la población mas jodida que si paga impuestos. La derecha siempre gana, pues le prenden su veladora a dios y al diablo; financian campañas de unos y otros para al final cobrar el favor con concesiones y prebendas; el voto no vale y menos los problemas de la gente, que como únicas opciones tendrá: votar por el menos malo, o  anular su voto y dejar que otros tiren los dardos en el juego de la gran simulación, al final del acto todos aplaudiremos, aunque solo unos cuantos ganen… saecula, saeculorum.