Calígula el emperador romano que
gobernó del año 37 al 41 d.C. celebre (por entre otras locuras) haberse
auto-proclamado Dios, nombró Cónsul de Bitinia a su caballo Incitatus
mandándole construir una caballeriza de mármol con pesebres de marfil, asignándole 16 sirvientes para su
cuidado personal. Aparentemente, Calígula lo hizo como muestra de desprecio al
Senado Romano. La historia no registra como fue el desempeño del equino como
funcionario, pero lo cierto es que este hecho nos demostró al igual que nuestro
insigne Comité, que cualquier animal puede tener un cargo, aun cuando no haya
garantía de que funcione. Este comentario no va en el sentido de sugerir que
ciudadanos poco experimentados deban abstenerse de participar en la elección
para un puesto de representación, por el contrario, más bien de hacer notar que
cualquiera que aspire a ello, debe cuando menos poseer ciertas cualidades
mínimas indispensables (NO MAÑAS) entre ellas podemos mencionar la honradez, la
iniciativa, un auténtico espíritu de servicio y de lucha por convicción; ni
siquiera mencionamos la experiencia o la facilidad de palabra porque son cosas
secundarias: hay infinidad de pillos de muy diestra lengua y de tan largos currículos
como su cola; a cambio de ello basta una buena disposición para aprender y ser
claro en la expresión y una gran dosis de sentido común. Por tradición existe
una vieja costumbre que desafortunadamente ha llevado al país al lugar en donde
está y lo mantiene irremediablemente condenado; preferimos darle nuestro voto
al que con labia nos dice lo que queremos oír, aunque se trate del mismísimo
satanás. Los políticos lo saben bien, y lo aprovechan porque una vez electos,
sus promesas pasan al cajón del olvido. En realidad ellos, como el caballo de
Calígula, no tienen la culpa; todo depende de quién los coloca en la cumbre del
poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡AYUDANOS A MEJORAR DEJANDO UN COMENTARIO!
procura ser veráz, breve y conciso