martes, 1 de marzo de 2011

¡SECUESTROLAS, VIOLOLAS Y ENTERROLAS!


El director y sus funcionarios han hecho con las Condiciones generales de Trabajo  y los reglamentos objeto de todo tipo de vejaciones ante la vista cómplice e indolente de algunos compañeros que se hacen los “occisos” con tal de no ponerse en mal con el patrón y poner en riesgo sus pequeños privilegios, ¿o como se considera el hecho de seguir ingresando personal para desempeñar actividades propias del personal de base? ¿O el hecho de no cumplir con las calidades y los plazos establecidos para la entrega del vestuario y equipo de trabajo? ¿Y el evadir la obligación que tiene el titular para establecer programas serios de capacitación? ¿El de no pagar puntualmente y en horas laborables el salario a sus trabajadores? ¿Y que de la obligación de cubrir por adelantado los gastos de traslado, alimentación y demás originados con motivo de comisiones laborales?  Y que decir del ya habitual atraso en la entrega de finiquitos a los compañeros que causan baja por jubilación o fallecimiento, ya ni hablar del artículo 119. La solución parece haber sido encontrada; para reducir obligaciones lo mejor es no darle trabajo al asalariado  pues los contratistas hacen perfectamente su trabajo; la  supervisión es un lujo que el presupuesto no puede darse, y los empleados si no trabajan no pueden exigir…aunque esto vaya en demérito del servicio que se le debe a la sociedad.

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