El próximo cambio de Administración que entrará en funciones a partir del 15 de febrero tendrá consecuencias positivas, pues se romperá el lazo matrimonial que actualmente existe entre el comité directivo y el Director General, cuyo noviazgo inició desde que se integró la planilla que ahora mal dirige al gremio apoyándoles con cuanto recurso requirieron durante su campaña, luego durante la luna de miel otorgándoles compensaciones desproporcionadas, vehículos y festines solo vistos en épocas de abundancia. Ahora se presentará para ellos una nueva oportunidad de recomponer su maltrecha imagen; aquí también la mala: el riesgo de caer en la situación de aquella dama de cascos ligeros que al verse abandonada por el marido se arroja a los brazos del primero que le ofrece saciar sus apetitos, por lo pronto y ante la próxima revisión de Condiciones Generales de trabajo, sin conocer siquiera quien será el funcionario que dirigirá a la dependencia, adoptan la postura derrotista de aceptar lo que venga aun cuando sea poco, curándose en salud y justificándose como lo hacen los peleadores que se sienten abrumados ante el rival, antes de iniciar el primer round, aunque tal vez, en esta ocasión, sí obtendremos lo que realmente merecemos los trabajadores; al final esperemos que esa dama fácil, de tan promiscuo comportamiento, cuando le toque dar la cara a los hijos que dice defender y cuidar, no culpe a quienes le pidieron la honra y asuma las consecuencias de su conducta pues llevarán una pesada losa para el resto de sus días ¿Podrán mirar con dignidad a los demás cuando todo termine?
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