Y
después de los infames debates que mas parecieron extensiones de los spots de
campaña, finalmente tuvimos que acudir a votar, mas convencidos de cumplir con
la obligación civil, mas que por los argumentos trillados e hipócritas de los
ambiciosos candidatos pues a estas alturas ya ni los niños son tan ingenuos;
pero como siempre, a algo se atienen los partidos; la vieja receta de comprar
votos a cambio de despensas, cemento y otros “Beneficios” que no salen de la
bolsa de los aspirantes sino de los propios votantes vía impuestos. Para el
partido ahora en el poder es bien conocida la formula que nos endilgaron por
mas de 70 años: a mayor ignorancia y miseria mejor manipulación, pues ¿a que
partido Conviene un pueblo educado y satisfecho económicamente? ¿Quién acudiría a
sus mítines por una gorra o una despensa? ¿Quien en su sano juicio se enajenaría con el dúo-polio
televisivo si existiera una extensa gama de canales de acceso libre?
Mas reditúa el hambre y la enajenación para ellos la clase
política, conviene que la administración de la educación, la justicia y los
dineros públicos sigan siendo de su exclusividad además… ¿Qué otra cosa saben
hacer? Afortunadamente las próximas generaciones dan señales de desear un
verdadero cambio ojalá no les toque esperar otro siglo.

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