La señal
amarilla nos previene que muy cerca, adelante, habrán los trabajadores de tomar
una importante decisión; retomar el camino correcto hacia el futuro de la
organización o seguir con el rumbo errado que tomamos tentados por la ilusoria
publicidad que nuestros conductores nos mostraron, prometiendo llevarnos al
mundo feliz, con un tránsito cómodo y apacible; ocultándonos que adquiríamos
con eso un boleto para entrar directos a una glorieta sin salidas. Hoy la
organización se encuentra extraviada, atascada, sin combustible y con las
llantas desinfladas, sin herramientas ni repuesto. Por lo pronto no se ve una
solución fácil para salir del atolladero, pues la estrategia adoptada por el
director de la anterior administración para someter a su control al gremio, mediante
la compra, muy exitosa por cierto para sus intereses, de la subordinación
incondicional de nuestros aún representantes sindicales, parece querer ser
adoptada e imitada por el actual Director, pues sabemos del interés mostrado
por él, para adelantar acuerdos con los “Posibles” próximos secretarios a fin
de alargar el periodo de “calma chicha” acordada por los que con la cola entre
las patas se van… al fin que ya conocen la receta y poco cuesta repetir la
dosis.
Por la creación y fortalecimiento de una conciencia social de fraternidad y solidaridad como motor de lucha entre los trabajadores especialmente los camineros de Michoacán.
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